17 Ago 2013 Un pop-up de sándwich helado en bicicleta

Lo encontrarás en el Paseo de la playa de La Concha, en San Sebastián. Se llama The Cookie, tiene vocación de negocio de repostería americana, sólo funcionará este verano y gira en torno a la idea de la gastroemprendedora estadounidense Marti Kilpatrick: la venta en una bicicleta de helados presentados entre dos galletas.

Son sándwiches helados y, sí, son un formato de dulce americanizado elaborado en San Sebastián: dos galletas con helado dentro, que para algunos pueden sumar dos de las tentaciones dulces más apetecibles. ‘Viajan’ y se venden subidos en una bicicleta en el Paseo de La Concha por un periodo limitado de tiempo (el verano 2013) y con la lícita ambición de servir como incubadora para una idea gastroempresarial. Un pop-up en formato estival, por lo tanto.

Se ha hablado de los pop-up (negocios temporales, con fecha de caducidad, vida efímera y que, a veces, implican la deslocalización de un cocinero, local o formato) como una tendencia gastronómica vinculada a conceptos a veces de interés culinario y otras veces simplemente fashion, en los que la búsqueda de la originalidad se anteponía al diseño de un auténtico formato interesante desde el punto de vista del paladar.

Reacción ‘anticrisis’

La tendencia ahora va por otro lado: los pop-up son una herramienta empresarial para los gastroemprendedores, que se resisten al dictamen de la crisis económica y pretenden innovar con un presupuesto bajo y una buena idea como aliada. Y sí, en su origen, ya estaba la necesidad de emprender en clave ‘low cost’ (fue el caso, por ejemplo, de Nuno Mendes, el cocinero portugués que instaló un restaurante pop-up en el patio de su casa en Londres, hasta que salió adelante su proyecto Viajante, en el hotel Town Hall, en la capital británica).

Algo así pensó también Marti Kilpatrick, una estadounidense de Alabama que lleva años viviendo en San Sebastián. “Es algo que he lanzado como una pequeña prueba para ver si a la gente de aquí le apetece probar cosas distintas y la buena repostería”, explica Kilpatrick, nacida en 1984 en Birmingham, la mayor ciudad del estado de Alabama.

Idea de negocio

Esta joven emprendedora tenía la repostería en su punto de mira, con ‘cookies’ caseras, donuts, bizcochos, tartas y ‘cupcakes’ como eje de su soñada oferta. Pero la observación del mercado y la necesidad de buscar un formato que pudiera cuajar entre la clientela donostiarra dieron a luz su idea de una bicicleta ambulante para vender sándwiches de helado en puntos clave de San Sebastián, bajo su marca The Cookie. “Me pregunté qué podía hacer a pequeña escala en verano sin gastarme mucho dinero y se me ocurrió la ‘operación bici’. Aunque mi idea original era hacer algo de repostería, una noche de junio no pude dormir dándole vueltas y fue el mítico momento de ‘dying lightbulb’. Pensé: la gente quiere helado, pues… ‘ice cream sandwiches’ (sándwiches de helado)”.

Así, el pasado julio, nació The Cookie como un formato que sólo funcionará en verano (y que Gastroeconomy aún no ha visitado y que contamos por su interés como un buen concepto de negocio): una bicicleta que vende galletas heladas en el Paseo de la playa de La Concha, en San Sebastián. Puede ser el punto de partida para impulsar el negocio repostero de Kilpatrick con la marca The Cookie,

La oferta es cambiante a diario, la carta se anuncia en una pizarra y los ‘bocadillos helados’ se entregan en un envoltorio transparente, todo bajo una imagen corporativa propia con el logo de The Cookie. Por ahora, este pop-up del helado americano en Donosti ya ha ofrecido unos treinta sabores y combinaciones y más de una docena de tipos de galleta, que propone bajo el adjetivo de ‘casero’. Cada sándwich de helado se vende a un precio de 3 euros. La bici suele estar operativa con un horario de 12 de la mañana a 7 de la tarde.

Oferta americana

Con un negocio arraigado a sus raíces americanas, Kilpatrick ha decidido apostar por un producto que, salvo en el caso de marcas industriales, es complicado encontrar en la oferta heladera ‘made in Spain’. “El sándwich de helado es un postre muy típico en Estados Unidos. Consiste de dos galletas de tipo americano con helado en medio. Aquí, nos gusta poner alguna guarnición”, argumenta.

La oferta de sabores, galletas y toppings varía en función de la demanda. “Algunos han tenido éxito y, por eso, han vuelto a la carta”, comenta Kilpatrick (que en San Sebastián trabaja en proyectos de DeliFunArt y La Salsera, artífices entre otros de The Loaf in a Box, un pop up panadería instalado en San Sebastián en el verano de 2013). Entre los bocados más exitosos, se encuentran el “clásico” de chocolate chip y helado de vainilla; la ‘cookie’ de chocolate con helado de pistacho y pistachos confitados; y la ‘cookie’ de miel con helado o de yogur o canela, con avena tostada por fuera.

El recetario

Una colega estadounidense, Emily Courtney, se ha apuntado al proyecto y está trabajando con Marti Kilpatrick, entregadas a la elaboración de galletas y a las pruebas de diferentes recetas. Poco a poco, van innovando: una ‘cookie’ de ‘pretzel’ (galleta de harina de trigo en forma de lazo); una ‘fireworks cookie’ (típica de la celebración del 4 de julio y que da la réplica a la donostiarra a los fuegos artificiales de la fiesta americana) con helado de nube o la ‘cookie’ de nocilla, helado de leche y migas de pan tostadas, estas dos últimas especialidades diseñadas para estos días de la Semana Grande en Donosti (en la que el horario ha cambiado y la bici de The Cookie funciona de 16.00 a 00.00 horas). Se puede seguir a esta bicicleta en redes sociales, a través de sus cuentas en Twitter, Instagram y Facebook.

Aunque, por ahora, la bicicleta heladera de The Cookie está ubicada entre el Café de La Concha y la Terraza de Bataplán, es posible que en breve se mueva. “Vamos a empezar la semana que viene a movernos un poco, ya que ha habido interés por parte de otros sitios en San Sebastián”, avanza. ¿Problemas para montar este negocio? “Por cuestiones de permisos en Donosti, la venta ambulante está básicamente prohibida. Entonces, hemos tenido que buscar otra manera de hacer las cosas”, aclara.

Un apunte: la idea inicial que dio lugar a Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca, fue un carrito ambulante de dulces para vender por las calles de Girona. Sin embargo, las complicaciones legales animaron al menor de las hermanos Roca a transformarlo en el carrito de ‘petit fous’ de El Celler de Can Roca (restaurante número uno del mundo) y a abrir su heladería (ahora con sedes en la ciudad catalana y playa de Aro, mientras tiene ‘carritos’ en el chiringuito de Carles Abellan en Barcelona y en la terraza del Hotel Omm, que funciona en la Ciudad Condal bajo la dirección gastronómica de los Roca).

[wzslider]

Fuente de las fotos: The Cookie.