Jordi Roca y Ale Rivas abren Rocambolesc Confitería

Bajo un modelo de boutique dulce, arranca Rocambolesc Confitería, con un primer local que abrirá en primavera en Gerona, justo al lado de la heladería de Jordi Roca y Alejandra Rivas. Esta confitería completa el catálogo de conceptos de negocio de la familia Roca, con una oferta integrada por los ‘toppings’ de sus helados y otros dulces y con la idea de “explorar la creatividad de las golosinas y del mundo dulce”. Llega así una tienda para probar las ‘chuches Roca’, convertidas en eje de un nuevo formato de la saga de Gerona, con el que planean crecer en el mercado internacional, igual que con ‘corners’ de Casa Cacao.

Esos ‘toppings’ que coronan sus cremosos helados y que se han convertido en su seña de identidad son, en realidad, golosinas que pueden materializar una carta y conceptualizar un modelo de negocio como confitería. Eso será justo Rocambolesc Confitería, el nuevo proyecto de la familia Roca y, en concreto, de Jordi Roca y Alejandra Rivas.
La pareja abrió en 2012 una heladería llamada Rocambolesc, que nació a partir de la evolución de una idea. Un carrito para vender helados por la calle en Gerona, que, dadas las dificultades prácticas y legales para hacerse realidad (Jordi Roca llegó a visualizarlo como una especie de ‘foodtruck’), inspiró dos conceptos: uno, el carrito de dulces o ‘petit fours’ que se pasea por El Celler de Can Roca, espacio de alta cocina de la saga Roca, al finalizar el menú degustación; y, dos, una heladería instalada en un local permanente. Así nació Rocambolesc en la primavera de 2012 en la calle Santa Clara, primer negocio con el que los Roca crecieron desde Taialá (barrio del extraradio donde los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca nacieron y donde se ubican Can Roca —bar de los padres— y El Celler de Can Roca —su triestrellado y ‘Best of the Best’ en la lista ‘The World’s 50 Best Restaurants’—), al centro de la ciudad (donde hoy también tienen Casa Cacao como hotel y fábrica de chocolate, Bar Cacao y Normal).

Rocambolesc fue ideado como heladería por Jordi Roca —responsable de la oferta dulce de El Celler y de todo el ‘universo Roca’— y su mujer, la pastelera mexicana Ale Rivas: helados ‘soft’ despachados vía grifo con una oferta de media docena de sabores, que cambian según productos de temporada y que, en cada caso, llevan asociados unos ‘toppings’ recomendados, para despacharse en cornete o tarrina (con precios desde 3,75 euros la pequeña), aparte de la opción de tarros de medio litro para llevar a casa. La marca ha servido, además, como paraguas para crecer en oferta de bollería y chocolate (que, después, se canalizó a través de Casa Cacao) y geográficamente con otras sedes, como una en Barcelona y dos en Madrid (una en Gourmet Experience de El Corte Inglés de Serrano y otra en el Mercado de San Miguel) —además de carritos en eventos o puntos de venta en otros espacios—.

Llega Rocambolesc Confitería

Ahora, el mundo dulce de Roca y Rivas crece con un nuevo concepto de negocio: Rocambolesc Confitería, “un nuevo espacio que permitirá seguir explorando en la creatividad de las golosinas y del mundo dulce”, definen. Los ‘toppings’ de los helados, basados en una creatividad similar a la que el menor de los Roca aplica en el diseño de sus postres, sustentan este nuevo modelo de negocio. “En el proceso de elaboración y creación inicial de los helados, existía una divertida sinergia entre los postres de Jordi Roca y los helados. Los ‘toppings’ se convirtieron en la alternativa perfecta para que los helados devinieran la versión completa de los postres”, señalan a través de un comunicado. “Con el paso del tiempo, Rocambolesc se ha ido aventurando en el mundo dulce creando productos de confitería para las ocasiones más especiales”.

Como consecuencia, Rocambolesc amplía miras, diversifica oferta y crece para crear una confitería, al “encontrar la fórmula para que el proyecto no solo esté dedicado a la heladería, sino para que también pueda seguir creciendo en el mundo de las golosinas y caramelos”.

Arranca así Rocambolesc Confitería como “un espacio que permitirá seguir explorando en la creatividad del mundo dulce” y con una primera sede en Gerona, que planea abrir en marzo justo al lado de la heladería de la calle Santa Clara, con interiorismo de Sandra Tarruella. De paso, esta confitería completa el catálogo de modelos de concepto de la familia Roca, con diversos restaurantes en Gerona.

En realidad, este nuevo formato de tienda permite ordenar y agrupar la oferta dulce creada a partir de una heladería y otros proyectos del menor de los Roca —mucho creados para festividades y ocasiones especiales—. Por eso, la oferta de Rocambolesc Confitería comprenderá no solo los ‘toppings’, casi ‘chuches’ creativas, sino también galletas, turrones, panettone, monas, pasteles, figuras de chocolate de Navidad, calendarios de Adviento, ‘bambolescas’ y tabletas de chocolate. Algo así como una boutique dulce con el sello Roca. “Una nueva forma de potenciar los productos dulces que se están elaborando en el obrador y muchas otras novedades, dándoles un lugar único para que los protagonistas de la tienda sean ellos”, explican.

Crecimiento de Rocambolesc en pandemia

Rocambolesc se convirtió en una vía de crecimiento para los Roca a raíz de la pandemia. “Con Rocambolesc, hemos crecido durante la pandemia. Hemos semiindustrializado el proceso. Cuando las tiendas estaban cerradas, pasados a vender en 40 supermercados de Casa Ametller en Cataluña. Lo hemos mantenido, además de en algunos Gourmet Experience de El Corte Inglés”, detalló Jordi Roca, en una entrevista el pasado diciembre con ‘Actualidad Económica’, revista que se publica todos los domingos con ‘El Mundo’.

Los Roca tienen instalada una nave no muy lejos de la zona de El Celler de Can Roca, donde “podemos producir 350 litros de helado a la hora [una producción anual de 115.000 litros de helado] y también los ‘toppings’ para helados, con los que abriremos al lado del local de Rocambolesc en Girona una confitería en la primavera de 2022. Será un concepto de boutique dulce con las golosinas que usamos como ‘toppings’ en los helados”.

De hecho, este concepto de Rocambolesc Confitería abre una vía de crecimiento internacional. La organización en torno a la nace “nos permite expandir de una manera mucho más controlada Rocambolesc con golosinas y helados en España y en el mercado internacional”, argumenta Jordi Roca. ¿Hay localizaciones y fechas cerradas para abrir más sedes de Rocambolesc Confitería? “Aún no, de momento solo Girona”, aseguraba hoy Jordi Roca.

Por otro lado, la fábrica de Rocambolesc produce pan para El Celler de Can Roca y prevén surtir el pan de todo el grupo, incluidos banquetes, aparte de bollería o, por ejemplo, ‘panettones’.

Casa Cacao, otra vía de internacionalización

Rocambolesc Confitería es una de las vías de internacionalización de la familia Roca, que completaría esta estrategia en 2022 con otra fórmula más: tiendas o ‘corners’ de Casa Cacao en hoteles de lujo (incluso hay algún acuerdo ya cerrado, como Riyadh Marriott, en Arabia Saudí), con oferta de chocolate (tabletas y bombones) —a su vez, a la venta en su tienda online y en puntos de venta como algunos Gourmet Experience de El Corte Inglés—. Se produce en una fábrica en Gerona, a 100 metros de El Celler, que ha permitido ampliar la producción frente a la elaboración a pequeña escala en el obrador de la planta baja de Hotel Casa Cacao. “Logramos una producción a mayor escala (32.000 tabletas y 200.000 bombones al año), a la vez artesanal como un ‘bean to bar’ de cacaos seleccionados en comunidades indígenas de Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela o México”, dice Jordi Roca. En 2021, hicieron un ‘pop-up’ de Casa Cacao en Hong Kong.

“Hay más hoteles interesados en un córner. Es un modelo viable, nos abre a la experiencia de exportar, tiene capacidad de crecimiento y requiere menos tecnicismos que un restaurante o heladería”, comenta Jordi Roca. “Hemos visto un mercado interesante para que El Celler de Can Roca utilice su imagen de excelencia vinculada a un producto que es capaz de elaborar en Gerona y vender en otro lugar del mundo en una tienda de Casa Cacao, sin que requiera nuestra presencia. Es una línea de internacionalización que nos encaja con nuestra forma de pensar y ver el negocio. Es un camino que hasta ahora no habíamos explorado; no habíamos abierto restaurantes fuera por la dificultad que implica y por seguir teniendo un único restaurante aspiracional del máximo nivel, en lugar de muchos por el mundo”, añade su hermano Joan.

Unir producción dulce de los Roca

Mientras los Roca ven improbable abrir restaurantes fuera de Gerona a corto plazo, sí consideran su oferta dulce como base para salir al exterior. “Nuestro modelo de expansión está enfocado a los corners de Casa Cacao o Rocambolesc y no descartamos, quizás, más adelante crecer con un Roca Mas Marroch o un Normal, porque no son la marca tótem, sino con marcas complementarias más ‘casual’ surgidas en la pandemia con una mirada más informal”, señaló Joan Roca, en la entrevista de ‘Actualidad Económica’.

Ese crecimiento del negocio dulce es posible por la capacidad de producción de dulces y chocolates. “Con el crecimiento de Casa Cacao y Rocambolesc, tenemos en el horizonte la idea de juntar toda la producción dulce en un espacio diáfano y mucho más pensado. No colaboramos con la industria; preferimos ser nosotros la industria pero concebida como un artesanía a gran escala”, apuntaba Jordi Roca, en la entrevista en ‘Actualidad Económica’.

Fuente de las fotos: Rocambolesc y Casa Cacao.

Acerca del autor



“Economista de formación y periodista de profesión, me encanta escribir y, además, comer. GASTROECONOMY nació el 30 de julio de 2011 como un pequeño proyecto personal, a los 4 meses de decidir convertirme voluntariamente en periodista ‘freelance’. Aquí escribo de lo que ocurre en el sector: cambios, novedades, estrategias, tendencias… Se trata de observar para contarlo de la forma más amena y detallada posible. La hostelería, sea un sencillo bar, una casa de comidas o un espacio de alta cocina, equivale a un relevante sector económico que se puede analizar con el mismo rigor y seriedad que cualquier otra actividad, eliminando la frivolidad que, por desgracia, sobra en los últimos tiempos en la gastronomía. A escribir aprendí y aprendo con la práctica y porque me enseñaron a hacerlo en mi casa y en el diario económico Expansión (www.expansion.com)”.

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