Chez Cocó, una ‘rostisseria’ chic en Diagonal

Novedades primavera 2012 (1) / Es una de las novedades más recientes en Barcelona. El segundo local de los promotores de Casa Paloma apuesta por el formato de asador en un local de ‘look’ parisino’, con un tícket medio de 40 a 55 euros.

Formato de negocio. ‘Rostisseria’ en catalán, ‘rôtisserie’ en francés o, si se castellaniza, ‘rostisería’ o, simplemente, asador. Son diferentes denominaciones para el concepto elegido por los promotores de Chez Cocó para abrir este restaurante en la Avenida Diagonal de Barcelona. Aseguran “huir de modas y tendencias efímeras”; sin embargo, Chez Cocó es la novedad más fashion y chic de la Ciudad Condal en estos momentos. Quizás, ése sea su atractivo: recuperar una propuesta clásica en un local luminoso y espectacular con ‘look’ de bistró parisino. La oferta gira en torno a pollos, pichones, patos y codornices asados; es decir, se mezcla el típico pollo ‘rostido’ muy habitual en locales populares en Cataluña con el espíritu de una ‘rôtisserie’ francesa.

Su historia. Arrancó poco antes de Semana Santa como el nuevo proyecto de los propietarios de Casa Paloma, un restaurante abierto hace menos de dos años en la calle Casanova (Barcelona) con formato de ‘brasserie’ y que ha cosechado un éxito notable. Chez Cocó, diferente en concepto y oferta gastronómica que su ‘hermano mayor’, está ubicado cerca de Casa Paloma en un local atractivo y privilegiado. Sus promotores son Enrique Valentí, al frente de a dirección; Jordi Gotor, como jefe de cocina (chef formado con Martín Berasategui y que también está la frente de Casa Paloma); y Alfred Romagosa, como jefe de sala. Al llegar, el cliente puede ver ya desde la calle parte de la cocina, cuya visión completa llega al atravesada la puerta del establecimiento: a la izquierda, una barra con el asador giratorio (‘rôtisserie’) en el que se pueden observar las piezas de carne en preparación; a la derecha, la cocina abierta a través de un gran ventanal. La apuesta por el formato de asador se apoya, además, en un horno castellano para preparar lechazos y cochinillos al estilo castellano. A continuación, se ubica la sala y, al fondo, la preciosa terraza-patio que funciona como terraza para comer y cenar. ¿Lo clásico es ultramoderno? Al menos, lo parece: ollas de cobre y cacharros de porcelana, suelos de mosaico, grandes ventanales, techos altísimos coronados con molduras de escayola, lámparas de araña y espejos antiguos, y mesas con bancos corridos forrados de tela o de piel (parece ser que inspirados en los vagones del Orient Express). Una observación: no dejes de echar un vistazo al precioso cuarto de baño. El autor de este interiorismo es Lázaro Rosa-Violán, responsable también de la decoración de Casa Paloma.

Las opciones para comer. Los protagonistas de la carta de Chez Cocó son las aves, que se preparan en el asador giratorio (‘rôtisserie’): el pollo asado (con tres elaboraciones de ‘pollo tomatero’ o ‘coquelet’, de 15 a 16 euros), el pollo de Bresse (22 euros), el pichón (23 euros) y la codorniz (13) de Las Landas, el canetón asado (un cruce de dos razas de pato, a un precio de 36 euros para dos personas) y la pechuga de pato (28 euros para dos comensales). Además, el restaurante prepara un sabroso jarrete (47 euros para dos personas y perfectamente válido para compartir entre tres), además del lechazo de raza churra y el cochinillo de Arévalo, elaborados en el horno de leña aromatizado con madera de encina. Las guarniciones de estos platos tienen gracia, como las diferentes preparaciones de patatas, incluido un muy bien elaborado puré, las verduras y el ‘cous cous’. Los asados suelen prepararse (y, en su caso, trincharse) en la sala a la vista del cliente.

Como entrantes, hay algunos aperitivos ‘para untar’ (como sobrasada, ‘tapenade’ y ‘hummus’), ensaladas (de 7,5 a 8,5 euros) y los guisos, definidos en la carta de Chez Cocó como “el peaje que hay que pagar en esta vida moderna donde lo más sencillo, a veces, se convierte en un auténtico lujo”. Entre ellos, están los Espárragos blancos en salsa verde (14 euros), que probamos, y los Guisantes estofados con tripa de bacalao (15 euros). Además de la oferta carnívora, hay pescados del día y bacalao a la vizcaína. Además, hay varios platos con huevos, bajo el epígrafe titulado con la expresión popular “Qué fue antes… ¿El huevo o la gallina?….” (empleado hace ya varias temporadas por Quique Dacosta, cocinero afincado en Denia, para bautizar uno de sus platos: “Qué fue primero… ¿El huevo o la gallina?….”).

Los postres están bien, con opciones como las tartas de queso y de naranja, el milhojas de vainilla y café, y varios helados (con precios de 5 a 7 euros). La carta indica que esta oferta aspira a rendir homenaje a los carritos de pastelería. La oferta dulce se completa con algunas elaboraciones expuestas en unas vitrinas en el pase de la cocina con formato de ‘cupcakes’, firmadas por los pasteleros Patricia Schmidt y Christian Escribà. La fórmula se completa con una oferta sencilla y cuidada de vinos.

El tícket medio puede rondar entre los 40 y los 55 euros.

Por qué nos gusta. Visitamos Chez Cocó en su primer día de vida a mediodía (el pasado 26 de marzo); nos gustó el concepto y el interiorismo, por su filosofía de mezclar modernidad y clasicismo. Con la experiencia previa de Casa Paloma, parece que ya nació con méritos para convertirse en un local de moda en Barcelona, algo a celebrar en tiempos de parón económico.

Tícket medio: De 40 a 55 euros

Horario: Cierra los domingos

Dónde: Diagonal, 465. Barcelona. Tel. 93 444 98 22

Web: www.chezcoco.es (aún no está en funcionamiento)

.

FUENTE DE LAS FOTOS: Chez Coco y Marta Fernández Guadaño

Acerca del autor



Estudié Empresariales, pero siempre he trabajado como periodista, título que espero seguirme ganando cada día. Escribir es lo que más me gusta. Antes, sobre economía; y, desde hace once años, sobre gastronomía, algo que casi me inventé como vía de escape y que, al final, se convirtió en mi trabajo. En abril de 2011, decidí pasar a la vida freelance y, el 30 de julio de ese año, lancé este portal, mi bebé al que consiento y maleduco para escribir lo que me apetece. Gastroeconomy aspira a ser un proyecto mucho más rentable que su actual sostenibilidad económica, con una idea clara: ni el portal, ni sus contenidos, ni yo, estamos en venta. Es la única forma de que os fiéis de nuestro trabajo. Como siempre, ¡¡GRACIAS por leernos!! Espero seguir creyendo en este proyecto, sin perder el escepticismo, ni la capacidad de autocrítica. En Twitter, soy @mfguada”.

2 Comentarios

Publicar un comentario