Catrineta, el ultramarinos de conservas

Tres tiendas de barrio en Compostela (1/3)

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Abrió el pasado junio, coincidiendo con el fin de semana de San Juan. Catrineta es, según reza su subtítulo, una “Conserveira de Compostela”. Es decir, un modelo de negocio basado en la superespecialización: una tienda de conservas. Está ubicada en un antiguo ultramarinos de Santiago de Compostela (que ocupaba este local desde 1953), a un paso del Mercado de Abastos. Es el proyecto de Cristina y Roberto, una pareja que decidió emprender un negocio cien por cien gallego, centrado en un producto top de la despensa de Galicia: las conservas. Con una peculiaridad: aunque procedentes de diferentes orígenes, todas las conservas se presentan en el mismo packaging (papel y/o etiqueta) ‘made in Catrineta’, que actúa como tarjeta de presentación de este proyecto.

Gastroeconomy_Catrineta5En realidad, sus creadores han abierto es un neoultramarinos especializado en conservas. Varios pequeños productores gallegos de zonas como Ribeira y Vigo producen para este dúo creativo-emprendedor, que después embalan las latas con el papel diseñado por Catrineta, en diferentes colores según cada producto, pero siempre con la marca y la imagen de una chica (Cristina) con escafandra. Un packaging retro que da vida a esta ‘conserveira’ perdida en unas escaleras de la ruela de Altamira.

Con espíritu de tienda de barrio, el catálogo de Catrineta es amplio: mejillones fritos en escabeche, xurelo en escabeche, sardina en aceite de oliva, xoubas en tomate o xarda en aceite de oliva. De cada producto, suele haber varias presentaciones (lata redonda o rectangular), así como tamaños y precios. Mucho donde elegir y perderse entre las estanterías recuperadas del viejo ultramarinos, desde las que se reivindica un producto clave de la gastronomía gallega.

Gastroeconomy_Catrineta7En su oferta, hay variedad; en general, es buen o muy buen producto; y tiene una estupenda relación calidad-precio (casi imbatible). Según los artífices de Catrineta, el producto es gallego y siempre de pequeñas conserveras, con el objetivo literal de “mantener y renovar la tradición de la conserva en un antiguo ultramarinos familiar”.

Además, en la tienda, encontrarás algunas conservas con sus propias marcas, sin el packaging de Catrineta (como La Pureza, una casa situada en Cariño con unos magníficos y no tan conocidos productos… hay que probar su bonito al natural) y alguna enseña portuguesa, como las sardinas picantes ‘Naval’.

Gastroeconomy_Catrineta3Junto con la oferta conservera, que también se puede adquirir a través de su tienda online, en Catrineta se pueden encontrar algunos productos gallegos más: desde dulces a las galletas ‘Mariñeiras’, junto con algunos vinos y licores. La idea de los dueños es que el local, además, acoja eventos culturales. Incluso es posible que si vives en Santiago, te lleven tu pedido a casa en… ¡bicicleta!

Un apunte: este concepto puede recordar a Petra Mora (leer aquí un post sobre este negocio en Gastroeconomy), el ultramarinos impulsado por las dueñas de Bimba & Lola. Sin embargo, hay una diferencia clara: Petra Mora usa su packaging e imagen corporativa para productos de diferentes fabricantes bastante conocidos, a los que nombra en la etiqueta; Catrineta recurre a pequeños productores, que no cita en su envoltorio.

DóndeWebFacebook

Catrineta. Ruela Altamira, 2. Santiago de Compostela. Tel. 679 91 84 07

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Fuente de las fotos: MFG-Gastroeconomy.

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Acerca del autor



“Economista de formación y periodista de profesión, me encanta escribir y, además, comer. GASTROECONOMY nació el 30 de julio de 2011 como un pequeño proyecto personal, a los 4 meses de decidir convertirme voluntariamente en periodista ‘freelance’. Aquí escribo de lo que ocurre en el sector: cambios, novedades, estrategias, tendencias… Se trata de observar para contarlo de la forma más amena y detallada posible. La hostelería, sea un sencillo bar, una casa de comidas o un espacio de alta cocina, equivale a un relevante sector económico que se puede analizar con el mismo rigor y seriedad que cualquier otra actividad, eliminando la frivolidad que, por desgracia, sobra en los últimos tiempos en la gastronomía. A escribir aprendí y aprendo con la práctica y porque me enseñaron a hacerlo en mi casa y en el diario económico Expansión (www.expansion.com)”.

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