Josep ‘Pitu’ Roca: las nuevas ‘reglas’ del camarero

El camarero y sumiller de El Celler de Can Roca se enorgullece de su oficio como “camarero”, en Madrid Fusión 2019, aparte de compartir sus ideas sobre este oficio.“Ser camarero es sentirse feliz porque alguien en el restaurante ha estado un poco mejor solo porque tú le has servido”, sostiene este ‘camarero de vinos’. “Dicen que cocinar es amar, servir es cuidar”, añade.

“Soy camarero”, insiste Josep ‘Pitu’ Roca, que siempre se ha presentado como “camarero de vinos”. En su ponencia en Madrid Fusión 2019, celebrada el 30 de enero, así arrancó el sumiller y jefe de sala de El Celler de Can Roca. “He nacido para cuidar y para atender en un momento en el que la sociedad está desnutrida de sentimientos”, se presenta.

‘Pitu’ Roca reivindicó una vez más el papel de la sala de los restaurantes, defendiendo que “la evolución ya no esta en la cocina, sino en la sala, que es un mundo fascinante por descubrir y crecer. Hoy, un camarero es igual o más que un cocinero”. Para este camarero, que aprendió en el bar de sus padres del barrio de Taialà (Gerona), “el ego de la cocina ya está maduro y puede aceptar esta relevancia de la sala”, puesto que, en su opinión, “hoy, el centro de las emociones está en la sala”. Es la razón por la que “los cocineros salen a la sala, porque probablemente lo más bonito sucede en la sala”.

La sala de El Celler de Can Roca, en cifras

‘Pitu’ Roca retrató con cifras el servicio de sala de El Celler de Can Roca: 1.000 platos servidos, con 1.650 cubiertos utilizados y 750 copas por servicio (dentro de la colección de más de 30 copas distintas usadas en el restaurante), una media de 80 botellas de vino al día, ‘números’ de los que se encarga un equipo de 17 camareros y 6 sumilleres, que atiende un comedor de 55 comensales. Y, como herramientas usadas por estos profesionales, el espacio de los Roca sumará nuevos e innovadores carritos, como uno para el servicio de café y té o un nuevo carro que camina, diseñado por Andreu Carulla.

Al mismo tiempo, Roca manejó factores como intangibles, sensibilidad, calidez, armonía o inteligencia, al tiempo que explicó cómo en El Celler de Can Roca se recurre a la filosofía, el postmaterialismo o la antropología sensorial para avanzar en el concepto de sala. “Hoy, en los restaurantes, hay una posibilidad de mejora siempre”, opina Josep ‘Pitu’ Roca, que, además, presentó con Diego del Morao el documental “Jerez entreverao”, en Madrid Fusión 2019.

De lo psicológico a lo fisiológico

En todo caso, en el servicio de sala, entran en juego factores psicológicos y emocionales. “¿Cómo decir que ‘no’ a la gente que quiere oír ‘sí’? Hay un trabajo personal inmenso para acercarse y tratar de conocer al cliente […]. “Dicen que cocinar es amar, servir es cuidar”, añade Roca. “Sabemos que cuidar es la mejor inversión […].

Para el jefe de sala de El Celler de Can Roca, si el camarero ha de cuidar al cliente, a su vez, el camarero tiene la necesidad de “sentirse escuchado”. Además, sostiene, apoyado en datos empíricos, que “se puede demostrar que un plato sienta mejor fisiológicamente si lo hemos contado”.

Y, a lo emocional, se suma lo fisiológico: ¿cómo interpretar los gestos de un comensal a través de los músculos de su rostro? Eso significa que entran en juego 44 músculos que se mueven y 5000 expresiones distintas. “El gran reto es poder conocer mejor a las personas antes de ir al restaurante”, señala. «Dicen que tenemos fascinación por los retratos y por los relatos”, añade.

El nuevo perfil del camarero

Según ‘Pitu’ Roca, aparte de conocimientos y estudios, “para ser camarero, hay que ser generoso”, cualidad que cobra mayor relevancia en un contexto en el que “la sociedad vive y viste de blanco de cocinero su divertimento” y en el que “los camareros estamos en medio como vendedores de felicidad”.

Sobre la formación y los conocimientos, Roca les concede valor, pero parece dar prioridad a actitudes y emociones, que “no pueden dar los títulos académicos. Un camarero no tiene que saber solo de vino y de cocina. Podemos trinchar la naranja o haces los crepes ‘suzette’ en la sala, pero lo más importante es la atención y la mirada”, sostiene.

Mejorar vidas

Como retos, al menos, un par a anotar. Uno, “gestionar la vanidad, sobre todo, la nuestra”. Dos, ser conscientes de que “no sabemos nada de la cultura del gusto”, lo que implica que queda un largo camino por recordar.

Una posible conclusión a atesorar en el recuerdo de los mensajes reales y útiles del sector gastronómico: “Ser camarero es sentirse feliz porque alguien en el restaurante ha estado un poco mejor solo porque tú le has servido”. Y, así, se despidió ‘Pitu’ Roca: “Camareros, vamos a servir y a cuidar porque hay muchas vidas que mejorar”.

Fuente de las fotos: MFG-Gastroeconomy.

Acerca del autor



“Economista de formación y periodista de profesión, me encanta escribir y, además, comer. GASTROECONOMY nació el 30 de julio de 2011 como un pequeño proyecto personal, a los 4 meses de decidir convertirme voluntariamente en periodista ‘freelance’. Aquí escribo de lo que ocurre en el sector: cambios, novedades, estrategias, tendencias… Se trata de observar para contarlo de la forma más amena y detallada posible. La hostelería, sea un sencillo bar, una casa de comidas o un espacio de alta cocina, equivale a un relevante sector económico que se puede analizar con el mismo rigor y seriedad que cualquier otra actividad, eliminando la frivolidad que, por desgracia, sobra en los últimos tiempos en la gastronomía. A escribir aprendí y aprendo con la práctica y porque me enseñaron a hacerlo en mi casa y en el diario económico Expansión (www.expansion.com)”.

4 Comentarios
  • JOSEP 'PITU' ROCA: LAS NUEVAS 'REGLAS' DEL CAMARERO | UAES
    Publicado a las 18:43h, 02 febrero Responder

    […] Lee el reportaje completo de Marta Fernández Guadaño  aquí en este enlace […]

    • Angela
      Publicado a las 21:44h, 02 febrero Responder

      No he leido todo el articulo…desde luego…en cualquier faena tiene que haber AMOR, pasion, entrega. Toda persona que trabaja con el publico sobretodo, tiene que amar su faena O, en seguida se notarà lo contrario. Estoy de acuerdo que la sala te abre un abanico de sorpresas. Aquí en la Costa Brava, he descubierto un trabajo que ni imaginaba. Hoy tengo el titulo de maître y cuando estoy en sala, me siento llena de una màgica energía que tengo que entregar a toda persona que entre, a través del mimo, de mi sonrisa, de mi empatia, de mi escucha…i desde luego…soy una persona que disfruta del tiempo que paso fuera de casa(al trabajo), «repartiendo» mi pasión a los clientes que se llevan «parte de mi»!!! Mi faena me hace feliz!!!
      Y espero que todos pueda decir lo mismo!!!

  • Javier Alonso
    Publicado a las 02:12h, 05 febrero Responder

    Yo llevo 20 años trabajando de cara al público, la gran mayoría de este tiempo en la hostelería de camarero y todo esto que ahora quereis dar importancia y me encanta,yo todos estos años y hasta el dia de hoy lo practico.
    No puedo imaginar un servicio sin una sonrisa,sin un gracias, sin un disculpe, sin un trato exquisito a esa persona que viene a desconectar del mundo para disfrutar, nosotros somos sus anfitriones en nuestras casas, y como tales debemos hacer que se vayan lo más satisfechos posibles, que su estancia se haga inolvidable, sólo hay un lema en mi vida, dar aquello que quiero que me den, como bien dicen en este artículo me puedes dar el mejor plato del mundo pero si no viene «aliñado» con una sonrisa, ese plato perdió todo su sabor.
    Seamos profesionales de este gran mundo de la hosteleria, duro, muy duro, pero a la vez muy bello, somos aquellos responsables de hacer felices a nuestros clientes, con un buen plato , pero sobre todo con un gran trato.
    Se despide un humilde camarero.

  • Cinto Vidal
    Publicado a las 23:42h, 05 febrero Responder

    La cocina es pasión
    La sala es corazón
    El cliente es admiración
    Mi padre en 1962 nos enseñó estás tres cualidades.
    Tengo 68 años y mantengo estás cualidades y ahora más que nunca las comparto y tiene toda razón enseñemos a tener
    buenos profesionales me ofrezco desinteresadamente a trasmitir estos sentimientos.

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