Oita, el café de Pomme Sucre

En este coqueto espacio, se puede desayunar, merendar, comer entre horas o tomar una copa por la noche. Su bollería, con el cruasán como gran estrella, lleva la firma del pastelero asturiano Julio Blanco.

Formato de negocio: En mayo de 2009, abrió la sucursal madrileña de Pomme Sucre, la pastelería del asturiano Julio Blanco. Con un notable éxito, gracias a piezas espectaculares de su oferta como el cruasán y su ‘pannettone’ (uno de los mejores de España), los mismos impulsores de Pomme Sucre abrieron el pasado verano Oita Café. Se trata de un precioso local con un mostrador de mármol y unas cuantas mesas y sillas con look rústico-chic. Aquí se puede desayunar, merendar, comer entre horas o tomar una copa por la noche. Como atractivo, aparte de su coqueto interiorismo, brilla la oferta de bollería, con el cruasán y los milhojas como protagonistas, lleva la firma del pastelero asturiano Julio Blanco. Entre semana, por las tardes, se anima en formato ‘afterwork’.

Sus artífices: Los promotores (Pilar Vidal) de la pastelería Pomme Sucre en Madrid, del pastelero Julio Blanco.

Qué se puede comer: Bollería y algún bocado salado. Imprescindible probar su cruasán y sus espectaculares milhojas. Café, té, chocolate caliente y copas. A mediodía, hay un menú de mediodía por 8,50 euros (un plato, una ensalada y una pieza de pastelería).

Precio medio: Desde 3 euros

Horario: Abre de lunes a jueves, de 9 a 22 horas. Viernes y sábados, de 9 de la mañana a 2 de la madrugada. Domingos, de 10 de la mañana a 22 horas

Dirección: Oita Café. Hortaleza, 30. Madrid. Tel. 91 521 75 32

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Acerca del autor



Estudié Empresariales, pero siempre he trabajado como periodista, título que espero seguirme ganando cada día. Escribir es lo que más me gusta. Antes, sobre economía; y, desde hace once años, sobre gastronomía, algo que casi me inventé como vía de escape y que, al final, se convirtió en mi trabajo. En abril de 2011, decidí pasar a la vida freelance y, el 30 de julio de ese año, lancé este portal, mi bebé al que consiento y maleduco para escribir lo que me apetece. Gastroeconomy aspira a ser un proyecto mucho más rentable que su actual sostenibilidad económica, con una idea clara: ni el portal, ni sus contenidos, ni yo, estamos en venta. Es la única forma de que os fiéis de nuestro trabajo. Como siempre, ¡¡GRACIAS por leernos!! Espero seguir creyendo en este proyecto, sin perder el escepticismo, ni la capacidad de autocrítica. En Twitter, soy @mfguada”.

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