María Fernanda Di Giacobbe, ganadora del Basque Culinary World Prize 2016

La emprendedora venezolana del cacao, al frente de Kakao y Cacao de Origen, gana el premio convocado por Basque Culinary Center (BCC) y el Gobierno Vasco, dotado con 100.000 euros, que deberá donar a algún proyecto que refleje “el poder transformador de la cocina”. El jurado del premio ha hecho pública hoy su decisión, coincidiendo con la reunión del Consejo Asesor Internacional de BCC y la graduación esta tarde de la segunda promoción de la universidad gastronómica.

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Ha convertido el cacao criollo en un fórmula de emprendimiento social, apoyado en I+D e innovación, como vías para promover el desarrollo de comunidades locales. Por estas razones, María Fernanda Di Giacobbe ha sido hoy proclamada hoy ganadora del Basque Culinary World Prize. Se trata de un potente distinción convocada el pasado febrero por Basque Culinary Center (BCC) y el Gobierno Vasco, en el marco de la estrategia Euskadi-Basque Country. “Un premio para chefs con iniciativas transformadoras”, que contaba con 20 finalistas (incluidos los españoles Ángel León, Carlos Zamora, Nani Moré y José Andrés), tras una preselección realizada el pasado mayo por un comité técnico (liderado por la chef Elena Arzak), a partir de una selección de más de 110 candidatos de 30 países, y hecha pública después en un acto en Nueva York.

Basque Culinary World Prize (BCWP) pretende reflejar “el poder transformador de la cocina para la sociedad”, mientras materializa la, probablemente, mayor dotación económica (100.000 euros) de un premio en el mercado global. Planteada como una iniciativa público-privada, el primer requisito es que los candidatos debían ser nominados (hasta finales del pasado abril) por otro profesional en activo del sector (desde cocineros o restauradores a productores y periodistas). Segundo, quien obtenga el premio debe destinarlo (“donarlo”) al impulso y el desarrollo del proyecto.

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A través de Kakao y Cacao de Origen, Di Giacobbe se ha convertido en una promotora del chocolate venezolano, con el cacao criollo “como fuente de identidad, cultura y riqueza económica”, “al articular una red de educación, entrenamiento, emprendimiento, investigación y desarrollo en comunidades productoras en torno al cacao criollo, como fuente de identidad, cultura y riqueza económica”, como explica la organización. “En medio de la compleja situación política en Venezuela, se empeña, sobre todo, en brindarle oportunidades mujeres en situación de vulnerabilidad económica, a las que capacita y convierte en microempresarias del chocolate”, añade. Ahora, esta ‘dama del cacao’ deberá donar los 100.000 euros del premio a algún proyecto de su elección, que refleje “el poder transformador de la cocina” y que ayude a esa transformación de la sociedad. El premio se entregará en una gala que se celebrará el 8 de septiembre.

En todo caso, la organización considera que este premio “refleja de forma excepcional la evolución alcanzada por la gastronomía después de que una generación de chefs comprendiera que podía multiplicar la dimensión de su profesión y, muy especialmente, que podía contribuir con la sociedad más allá de la cocina”. Además, la creación del premio responde a la vocación por “celebrar el camino abierto por pioneros como Alice Waters o Dan Barber en Estados Unidos, Claus Mayer y René Redzepi en Dinamarca, Jamie Oliver y Heston Blumenthal en Reino Unido, Gastón Acurio en Perú o Massimo Bottura en Italia, entre otros”.

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Reunión del jurado en la sede de BCC

Durante el día de ayer y coincidiendo con la reunión del Consejo Asesor Internacional de BCC (esta tarde, se ‘licencia’ la segunda promoción del Grado en Ciencias Culinarias) en la sede de esta universidad, los miembros del jurado del premio debatieron sobre los 20 finalistas para decidir el ganador. Presidido por Joan Roca, de El Celler de Can Roca (España), el jurado ha contado con cocineros como Ferran Adrià (España), Dominique Crenn (Estados Unidos), Heston Blumenthal (Reino Unido), Massimo Bottura (Italia), Yoshihiro Narisawa (Japón) y Enrique Olvera (México) –todos ellos miembros del Consejo Asesor Internacional–; junto con expertos internacionales, como el escritor e investigador estadounidense Harold McGee; el especialista en Historia de la Alimentación Massimo Montanari; la escritora mexicana Laura Esquivel, autora de “Como agua para chocolate”; y Cristina Franchini, experta en Ley Internacional y Acción Humanitaria, parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Estaba, además, prevista la participación de otros miembros del Consejo Asesor Internacional, como Gastón Acurio, Michel Bras y Álex Atala, que, finalmente, no pudieron asistir a la reunión

La decisión sobre la ganadora se acaba de hacer pública esta mañana en un acto celebrado el Museo Balenciaga, en Getaria. “La ganadora refleja el paso puede dar la cocina de ciencia a la conciencia. En torno al un símbolo gastronómico como el cacao, articula esfuerzos que inciden positivamente en toda la cadena que involucra el chocolate. Es además un ejemplo inspirador, que refleja el poder que puede ser la gastronomía, independiente de cuan complejo sea el contexto. Los chefs sí pueden hacer una diferencia”, ha señalado Joan Roca, como presidente del jurado de Basque Culinary World Prize.

Joxe Mari Aizega, director de BCC, recordó que con el premio, “quisimos brindar testimonios inspiradores sobre cómo la gastronomía puede contribuir con la sociedad; el ganador es un ejemplo tangible de ello, de la responsabilidad o el sentido que puede implicar ser cocinero o cocinera hoy en día. Entre las tantas distinciones que existen en el mundo, el Basque Culinary World Prize premia acciones concretas y transformadoras, independiente de la escala o la notoriedad del chef. Por eso ha sido tan emocionante”.

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El nuevo rol del cocinero

“La gastronomía no implica solo ofrecer una experiencia a los comensales, ni la visibilidad que tiene en los medios de comunicación, sino que puede tener capacidad para transformar la sociedad. No somos ingenuos, no solo la cocina lo puede hacer; pero sí creemos que es una contribución poderosa”, señaló Joxe Mari Aizega, que destacó que los 20 finalistas son “proyectos de personas que actúan de forma local, con una visión global”.

Varios números uno del sector gastronómico mundial se han concentrado estos días en torno a la reunión del jurado del premio. Todos parecen ‘aliados’ en torno a un mensaje común, que Joan Roca resumió así: “Estábamos acostumbrados a entrar en una competición por ser el mejor cocinero, esto está superado; ahora, se trata de ser el mejor y poner en valor otros factores. Estamos lanzando un mensaje a la sociedad, a los cocineros y a toda la gente vinculada al mundo gastronómico relacionado con que todos estamos vinculados a causas comprometidas, sin dejar de estar comprometidos con la excelencia en nuestro trabajo. No es una estrategia; lo hacemos porque lo tenemos que hacer. Tenemos que usar la cocina como un arma de transformación social. Vamos a una sociedad que o será más sana, humana y sostenible, o no será; en la que sea más importante el ser que el tener.”.

Para Heston Blumenthal, dueño de The Fat Duck, “mucha gente piensa que la gastronomía es muy elitista, solo de estrellas Michelin e ingredientes caros. Pero implica una interacción social, combina arte y cultura. Estamos en una posición privilegiada para contribuir a transmitir ese mensaje”.

Mientras, Massimo Bottura, al frente de Osteria Francescana (número uno del mundo), “cultura, conocimiento, concienciación y sentido de la responsabilidad son los valores que practicamos todos los días en nuestros restaurantes. Creamos cultura en nuestros restaurantes como los laboratorios de ideas que son. Es extremadamente importante abrirnos a la biodiversidad de ideas”. Para el italiano, “los chefs contemporáneos son mucho más que sus recetas. Estamos aquí porque creemos en la cultura, que es el ingrediente más importante del chef del futuro. Estamos poniendo la belleza al lado de la parte ética”, opina.

Por su parte, según Bittor Oroz, viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco, “los atributos que se le relacionan a la gastronomía de Euskadi son un reflejo de lo que queremos ser y proyectar en el mundo como Euskadi Basque Country. Un país donde la seña de identidad es la innovación, el emprendimiento, la tradición y el saber hacer, y como no, unos productos de calidad”.  Además, añadió que lo que, sobre todo, “queremos destacar la capacidad transformadora de la cocina. La mesa es una parte fundamental de nuestra cultura y el premio quiere destacar la capacidad de esa mesa de hacernos un poco mejores”.

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Los logros de Di Giacobbe

María Fernanda Di Giacobbe ha articulado una red de educación, emprendimiento y desarrollo en comunidades productoras, que ha permitido generar oportunidades a mujeres vulnerables económicamente, a las que forma y ayuda a convertirse en microempresarias del chocolate. Así se ‘miden’ sus méritos: a través de talleres de bombonería, ha formado a unas 8.500 personas; y  ha contribuido a la graduación de unas 1.500 personas en el Diplomado de Gerencia de la Industria del Cacao (un 94%, mujeres) en la Universidad Simón Bolívar; y unas 18 comunidades cacaoteras y 60 productores se han incorporado a su proyecto Cacao de Origen, a través del que se mejoran procesos de producción, fermentación y comercialización de sus cacaos con el objetivo de exportarlos con certificaciones de origen a maestros chocolateros de otros países alineados con el movimiento Bean to Bar.

Fuente de las fotos: MFG-Gastroeconomy.

Acerca del autor



“Economista de formación y periodista de profesión, me encanta escribir y, además, comer. GASTROECONOMY nació el 30 de julio de 2011 como un pequeño proyecto personal, a los 4 meses de decidir convertirme voluntariamente en periodista ‘freelance’. Aquí escribo de lo que ocurre en el sector: cambios, novedades, estrategias, tendencias… Se trata de observar para contarlo de la forma más amena y detallada posible. La hostelería, sea un sencillo bar, una casa de comidas o un espacio de alta cocina, equivale a un relevante sector económico que se puede analizar con el mismo rigor y seriedad que cualquier otra actividad, eliminando la frivolidad que, por desgracia, sobra en los últimos tiempos en la gastronomía. A escribir aprendí y aprendo con la práctica y porque me enseñaron a hacerlo en mi casa y en el diario económico Expansión (www.expansion.com)”.

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